2007年9月30日日曜日

Los Viejitos Tornasol (el pH de la reforma constitucional)

Los Viejitos Tornasol (el pH de la reforma constitucional)

Pocos se acordarán de los papelitos para medir el pH, la medida del grado de acidez o alcalinidad de un líquido. Aunque para el jugo de limón baste arrugar la cara para indicar cuán ácido es, para otros líquidos, tales como los de revelado de fotografías o las preparaciones para tintes de cabello, se necesita conocer los valores exactos de acidez o alcalinidad a fin de evitar catástrofes o calvicies.
Ahí es cuando se usan los papelitos tornasol, cintitas muy sencillas y humildes que se vuelven rosadas en contacto con ácidos como el arriba mencionado jugo de limón y azules en contacto con soluciones alcalinas, como la soda caústica.

Una madura pero pasablemente conservada científica venezolana, contribuyendo al desarrollo de la ciencia en la tierra de Rafael Rangel, piensa patentar un nuevo producto 100% criollo: el viejito tornasol, infalible y consistente. Al viejito tornasol, que no viene en cintitas sino en envoltorio de anciano diechichetechetenta usted le pone por delante una medida que tenga una ligera posibilidad de ser beneficiosa para la nación o para la humanidad y él inmediatamente se pone azul de la arrechera. Por otro lado, pero despacito, usted lo pone a oler cualquier hecho, evento o acción que ponga a Venezuela bajo la bota de los explotadores de siempre y los cachetes y la nariz se le ponen rosaditos casi rojos. Casi, no exagere.

Ejemplos paradigmáticos del viejito tornasol nativo son Luis Miquelena y Teodoro Petkoff, varas contra la que se miden todos los otros especímentes con los que la naturaleza nos ha ¿premiado? El más reciente estudio al cual contribuyeron nuestros viejitos tornasoles es la propuesta de reforma de la Constitución. No había Chávez terminado de decir "pro" cuando ya se les habían puesto azules hasta las uñas de los pies. No para decir que no hay que leer la propuesta, entenderla, analizarla, discutirla y votarla, pero no podemos dejar de agradecerle a Miquelena y a Petkoff esos resultados parciales que nos dicen que si a ellos no les gusta es porque mala no ha de ser. Oseaves.

María Cecilia Valecillos