El magisterio es una de esas profesiones en las que se necesita
licencia para ejercer en Japón. Médicos, enfermeros, abogadas,
ingenieros civiles, farmaceutas, peluqueros, barberos, también ¿Los
periodistas? no; ¿maestros de ceremonia de té o de ikebana? si.
¿arquitectos? no. ¿Locutor? no. ¿Muchacha del tiempo? si.
¿Una licencia? ¿cómo? Igualito que la licencia de conductor.
Usted cumple unos requisitos (completar la carrera universitaria es
uno de ellos) y luego presenta un exámen nacional. Si lo aprueba, le
dan licencia para ser maestro o
profesor. Si no lo aprueba vuelve el año que viene o se pone
a dar clases particulares... o se casa.
A diferencia de la licencia para manejar, la licencia pedagógica no se
vencía, situación que, según el gobierno nacional, ha llevado a que
los maestros se descuiden en su actualización académica y profesional,
lo cual a su vez ha puesto por el piso el nivel académico de los
pupilos.
A partir del 2009, bajo el nuevo sistema introducido por la Ley sobre
Certificación de Personal Educativo, cada 10 años todos los maestros
(desde los de kinder hasta bachillerato, público o privado) tendrán
que renovar su licencia, y entre los requisitos para que se otorgue
esta renovación puede estar un curso de cinco días (30 horas) que
tiene toda la pinta de una Jornada de Adoctrinamiento Bolivariano pero
sin el titular en el Universal japonés que acuse al partido de querer
cercenar el derecho al libre ejercicio de la profesión adquirida.
Dichos cursos se dictarían en universidades a lo largo y estrecho del
país.
El curso estará dividido en dos partes: 2 días de clases obligatorias
y 3 días de clases electivas.
Entre las materias obligatorias, los maestros estudiarán
- el rol del maestro
- cómo tratar a niños con discapacidades o problemas
- cómo desarrollar curricula de acuerdo a los objetivos de enseñanza.
- cómo tratar asuntos fuera y dentro de la escuela, incluyendo las
quejas de los representantes.
En cuanto a las materias electivas, las universidades ofreceran cursos
de actualización para pulir los conocimientos de los maestros, en las
áreas de ciencias, sicología, etc.
Maestros y profesores ¡a fajarse!!!
María Cecilia Valecillos