Nuestra escuela es una de esas escuelas "bolivarianas" que
hacen decir, tanto a la derecha como a muchos padres
revolucionarios "si, pero no para mis hijos",
y que abundan en Japón.
El evento más importante del año es el festival deportivo. Cada
salón se divide entre rojos y blancos y todos los chamos participan
en competencias deportivas, acumulando puntos para su equipo,
que queda campeón por un año con la posibilidad de reeleción
inmediata el año que viene en tanto acumule los puntos necesarios
para volver a ser campeón, hasta el año siguiente, cuando tendrá
que volver a ganar los puntos para....
El evento no es sólo de los alumnos: toda la familia está invitada
expresamente en una circular que dice textualmente "y los abuelos
y abuelas tienen reservado asiento bajo el toldo principal". Por tanto
nos movilizamos con mesitas, esteras, parasoles, sombreros, termos
de agua o té frío y viandas para almorzar en descampado con los chamos
durante el receso. ¡Palo de festival!!!
El representante de Venezuela en Tsukuba es, por designio celestial,
rojo, rojito. Casi al finalizar las competencias de la mañana, casi
todas individuales, los blancos llevaban una ligera ventaja que fue
prestamente
superada por los rojos en el evento conocido como
"pásame la bola", competencia por equipo. Cada equipo forma
una línea y una bola como de dos metros de radio tiene que ir
desde la cabeza hasta la cola de la fila. Al principio los rojos
estaban desorganizadísimos y la bola se les caía a cada rato,
la victoria blanca era inevitable.
¡Quién iba a decir! los blancos cometieron unos cuantos errores
tácticos que les retrasaron su bola y los rojos nunca dejaron de
recoger la suya y volver a comenzar. A la final, fueron los rojos
los primeros que llevaron la bola roja a su santo lugar y pasaron
a los blancos en la puntuación general.
Suspendimos para almorzar a la sombra de un árbol de cerezos
que no está en flor pero que tiene un letrero "Cuidado con los
gusanos peludos". Después del mediodía, los rojos no se
dejaron quitar el liderazgo: vinieron más victorias y
llegaron más derrotas, cada carrera se corrió a conciencia,
pero sin ocultar la sonrisa y la alegría del "vamos a ganar"
Y ganamos. A las 3 de la tarde se anunció el resultado: "Los
rojos, campeones del 2006, son declarados campeones del
2007. Los blancos quedaron de subcampeones. Nos vemos
en septiembre del 2008"
A recoger los enseres, guardar las sillas y regresar a casa.
Los niños, los maestros y un grupo de padres y representantes
se quedaron para dejar el campo de juegos limpiecito para
el próximo día de clases.
Oseaves, que ganamos (de nuevo) los rojos.
María Cecilia Valecillos