2008年1月8日火曜日

7 hierbas para 3 reyes

siete hierbas para tres reyes Inbox


Hoy es el día en el que los japoneses comen una papilla
echa, no de papa, sino de arroz a'la rissoto con siete hierbas.
Cuenta la leyenda que se hallaba un indiecito con el
estómago empachucado de tanto hartazgo viejo-nuevo
año. Yo no se dónde comería el de la leyenda pues lo que
somos nosotros nos la pasamos tres días comiendo caldito
de pollo con zanahoria y nabo, acompañado de tortas de
arroz mojadas en harina de soya y un pelín de azucar.
Eso sí, podíamos repetir todas las tortas de arroz que
se nos antojara y todos los platos de caldo que nos cupieran.

A otros, japoneses menos aguantadores y fogueados, tal dieta
(completada con sake, cerveza, vino blanco / rojo, y
aguardiente) les cansa el estómago y llegan a la primera semana del año quejandose y autoflagelándose por los excesos cometidos. Para ellos, y en aras de la tradición, se prepara la mencionada papilla con siete hierbas, a saber,
filipéndula, bolsa de pastor, pamplina, gordolobo, nabo, rábano, dondiego....

Si usted consigue las hierbas ya no está tan mal, si tiene quien le prepare la papilla será feliz hasta el próximo año, si se toma la papilla en buena compañía, será feliz hasta que se le acabe la felicidad.

Otra vez: ¡Feliz año 2008!


María Cecilia Valecillos

Sobre la piedra tres años

Otro dicho recién aprendido. Dicen por aquí que para que a algo se le vean los frutos, debemos subirnos a la piedra (símbolo de incomodidad), y mantenernos ahí por tres años. Sea un nuevo trabajo, un negocio, un curso de ceremonia de té, cualquier cosa que emprendamos, no será sino hasta después de tres años de empeño, trabajo, pelazón y más empeño, que comenzaremos a ver los primeros retoños.

No desmayéis ni deseperéis, pero tampoco os achantéis. O sea, que el dicho es doble vía. Si despúes de tres años de dedicacion, empeño, efuerzo, etc., no se le ve el queso a la tostada, es hora de ponerse la mano en el pecho y preguntarse ¿sirvo yo para esto? ¿soy la persona indicada? ¿será que estoy estorbando e impidiendo que otro lo haga mejor? ¿me habré equivocado de trabajo? ¿será que no lo amo?

Si, por tu compromiso con la revolución, y por tu nombre y fama, esta revolución te pidió que asumieras un cargo, una responsabiidad, un trabajo, una labor... y después de tres años ese cargo, esa labor, ese trabajo no son estrellas brillantísimas en el cielo de la revolución; si no se habla
de tu instituto como el ejemplo a seguir en administración publica; si no se menciona tu trabajo como la vara con la que serán medidos todos los trabajos de la quinta república; si no se cita tu labor como el más acabado trabajo de orfebrería bolivariana.... entonces, pana, panita, es hora de regresar a las labores cotidianas (cualesquieras hayan sido estas) y ceder el puesto a una nueva generación, quizás sin nombre ni laureles, quizás sin contactos ni conecciones, pero dispuesta a tomar riesgos, a perder amigos, a cometer errores y, sobre
todo, a levantarse ocho veces si se cae siete.

Que pase el próximo, Cocciante, le dejas tu lugar...