Cobardía llamo yo a utilizar a un niño para atraer la atención
y la solidaridad de otros, para generar lástima.
Cobardía llamo yo a despreciar y traicionar al compañero
pero seguir a su lado para asegurar el pan de cada día.
Cobardia llamo yo a pegársele como una
lapa a quien detente un poquitín de poder para asegurar
el avance social, laboral o económico.
Cobardía llamo yo a entrar a la
casa de alguien llena de sonrisas, halagos y regalos,
para luego ir contando por ahí las intimidades de ese hogar.
Cobardía, le dicen en mi pueblo, a no ser capaz de
actuar en consecuencia con lo que se cree, se siente
y/o se piensa, siempre escudandose tras la debilidad propia
y ajena para supinamente ir sobreviendo.
Cobardía llamo yo a no ser capaz de decirle al pan, pan y al vino,
vino, teniendo siempre en la punta de los dedos una lisonja
falsa para el fuerte y una destemplanza bien ruidosa para el
"debil".
Cobardía llamo yo a trabajar sin reposo ni descanso para destruir la credibilidad de otros, porque el cobarde,
que siempre es mediocre, brilla cuando otros son
opacados con la mierda que lanza.
Cobardía llamo yo a no ser consistente ni siquiera entre lo que
se hace de la cintura para arriba y de la cintura para abajo.
Cobardía NO es decirle en publico a alguien lo que le hemos expresado reiteradas veces en privado, a saber:
- No, no nos importa su opinión.
- No, no nos agrada que invada nuestro correo personal ni domiciliario.
- No, no nos interesan sus dramas y/o tragedias.
- Si, si puede ir a que un burro le eche una vaina.