Hasta el mes pasado, la presidencia del partido liberal de Japón (PLJ)
venía con una ñapa nada desdeñable: gracias al sistema de gobierno
parlamentario y a la hegemonía política del PLJ, el presidente del partido era
automáticamente (o casi automáticamente, siempre hay formalidades
atravesadas) el Primer Ministro de Japón.
Es decir, los japoneses eligen a sus congresantes y el partido que
tiene más congresantes se va con la silla primoministerial. Hasta que
el elector nipón se cansó de tener a los Peledecos haciendo desastres
con la economía ,privatizando a diestra y siniestra, restringiendo cada
vez más la asistencia médica y social a los ancianos y a las personas
con discapacidades, y pasandose por el bolsillo del pantalón todas las
declaraciones anti-nucleares consagradas en las leyes y en la Constitución,
esta silla era de los PLJ y las elecciones del partido eran las más importantes.
Yanomami.
Ahora tenemos nuevo gabinete y el PLJ tuvo que elegir hoy (cumpleaños
del Maestro Kong, oseaves, Confucio) a su presidente con la
dolorosa certidumbre de que será eso, solo eso: el presidente del PLJ.
En estas elecciones partidistas se emiten solo 499 votos divididos entre
199 congresantes del partido en las dos cámaras y 300 votos de las seccionales
estatales. Imaginaos la intensidad de la democracia!!!
En fin, que Tanigaki (64 años) fue electo hoy, con 60% de los votos.
Ahora le toca rescatar al partido del desastre en que lo dejaron Koizumi
(que comenzó el desastre con su americanización), Abe (niñito bien que no
aguantó la presión del cargo, Fukuda (otro niño bien, más seriecito pero
con poca resilencia) y el peor de todos, Aso, que ni siquiera podía leer los
kanji que le escribían sus asistentes en los discursos.
M.C.Valecillos